Los dolores emocionales duelen como los dolores físicos:
Los mayores impactos los recibe el estómago.
Dolores en el pecho sentidos como opresión.
Toda la tensión va al cuello y cervicales que no pasa con masajes Es como si la emoción encapsulada eligiera un órgano.
Cómo si un mundo se cargase sobre los hombros.
Las relaciones de aparente armonía pueden quebrarse abruptamente
y nadie entiende lo que les pasó.
En cambio, los que están acostumbrados al dolor pueden vivir años juntos y sufriendo sin modificar su estado.
y nadie entiende tampoco por qué siguen juntos.
Eso se llama el “síndrome de Estocolmo”
la relación fuerte que existe
entre la víctima y su verdugo.
Hugo Finkelstein